La exsenadora, Kattya González, se presenta como alguien que denuncia a los corruptos, y para con quienes no tenía tolerancia, siempre utilizó la libertad de prensa para expresarse libremente como corresponde. Pero muestra su hipocresía al reunirse con el intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto Vallejos, quien acumula 39 denuncias por hechos de corrupción. Además, con algunos funcionarios municipales imputados por corrupción. Y con la concejal rastrera, Valeria Romero, quien usa la justicia como garrote tratando de amordazar a la prensa.
La ex legisladora, al igual que muchos opositores, pretende que la ciudadanía crea que los corruptos son solamente los colorados, pero cuando el corrupto está entre ellos, no son corruptos y sí son perseguidos políticos. Tremenda hipocresía.
Pero el caso de la ex senadora González es una muestra de hipocresía total. La misma se reúne con Prieto, el intendente más corrupto del país. La ex parlamentaria siempre se valió de la libertad de prensa para expresar sus opiniones, pero se reúne con la concejal rastrera, Valeria Romero, la misma que usa a la justicia como garrote tratando de amordazar a la prensa, pero sabe que no puede hacer que ningún periodista se le pueda acercar a la misma para preguntarle sobre su labor como presidenta de la comisión de Hacienda y Presupuesto.
O sea, cuando sus amigos son los corruptos y son los que atacan la libertad de prensa, todo está bien. No es otra cosa que defenderse.
Es una hipocresía. Y la ciudadanía ya no come vidrio.