La luna llena de marzo, conocida en el hemisferio norte como “superluna de gusano” tuvo lugar el 20 de marzo y nuestro satélite se vio un 14% más grande y un 30% más brillante que una luna llena habitual.
El momento de mayor visibilidad de este fenómeno se dio cuatro horas después del equinoccio de primavera y de otoño (en el sur), que es cuando la duración del día y la noche en la Tierra es casi la misma, marcando así el inicio de la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur.
La «superluna de gusano» sucedió un día después de que la Luna alcanzó el perigeo, el punto más cercano a la tierra en su órbita mensual, lo que hace que la luna llena se convierta en una «superluna». El término «superluna» fue acuñado por primera vez por el astrólogo Richard Nolle en 1979 y se refiere a una luna llena más brillante de lo habitual.
La «superluna de gusano» fue el tercer y último fenómeno de este tipo que apreciaremos este año. No será una «superluna de sangre», como las dos anteriores de este año, debido a que no coincide con un eclipse lunar.
Lo particular de esta «superluna» es que coincide con el equinoccio de primavera y de otoño (en el sur), algo que no sucedía desde hace casi 40 años, la última fue en 1981, según la NASA.
El término «luna de gusano» se refiere a la primera luna llena ocurrida en marzo, que causa el deshielo primaveral en el hemisferio norte y provoca que se comiencen a ver gusanos en la tierra.