Ninguna autoridad apareció en el rezo del Angelus en la Iglesia Catedra. No dieron la cara el intendente de CDE, Miguel Prieto y el gobernador, Roberto González Vaesken, ambos abrumados por denuncias de corrupción. El monseñor Guillermo Steckling, dio su mensaje a la ciudadanía, quienes si estuvieron en el acto litúrgico.
Abajo transcribimos el mensaje que dejo el Obispo de CDE, al inicio de os actos en honor al Patrono San Blas.
Hemos llegado ya al 2023. El 3 de febrero nuestra sede episcopal de Ciudad del Este celebra 54 años de su misión y la Ciudad 66 años de crecimiento. San Blas se ha establecido santo patrono no sólo de nuestra Catedral, sino también de toda la jurisdicción que abarca Alto Paraná y Canindeyú.
Al inicio del novenario, comenzamos nuestra fiesta patronal siempre con un saludo a nuestra madre, la Virgen María. El Ángelus es una tradición que también mantienen los papas. Por ejemplo en el Ángelus del domingo pasado el Papa nos recordaba que el Señor siempre está en búsqueda de nosotros, se acerca siempre a los que quiere llamar a la vida cristiana. Hay momentos cuando Dios nos invita a hacer camino con Él, dejando atrás una vida demasiado tranquila y cómoda.
Hoy y aquí, a las 12 horas, en la plenitud del día, recordamos la plenitud de los tiempos cuando el Ángel del Señor anunció a María que ella sería la Madre del Salvador, Angelus Domini nuntiavit Mariae. El sentido profundo de este saludo se revela más todavía cuando lo repetimos cada día. Así se extiende aquel día y momento feliz a través de los siglos, el momento cuando Dios se hizo hombre; cuando María concibió por obra del Espíritu Santo.
Alguien podría objetar que los tiempos, en el mundo entero, en nuestro país y, también aquí, en Alto Paraná y Canindeyú, son demasiado difíciles como para pensar en cosas tan sublimes. Pero Dios no está lejos de nosotros en ningún momento y en ningún lugar.
El año del laicado que se prolonga todavía en 2023 tiene como lema la frase siguiente: «Al instante se pusieron en camino a anunciar a Cristo». Tiene como objetivo hacer lugar a Dios en la vida de cualquier cristiano, en cualquier situación. Es ahí que se debe realizar la presencia de Cristo; eso es lo que busca el año del laicado y nuestro novenario de San Blas.
Blas de Sebaste, nuestro patrono, vivió hace 1.700 años. Era un cristiano, podríamos decir, muy completo. Trabajaba como profesional médico, amaba la oración solitaria, logró una paz profunda con la naturaleza – hasta los animales salvajes eran sus amigos – , llevaba la responsabilidad de obispo y se encontraba muy cercano a lo más necesitados. Cuando curó al niño que se ahogaba por una espina de pescado clavada en su garganto, ya se encaminaba a su martirio y dio su supremo testimonio de fe. Quizás por ser un cristiano tan completo; también hoy mucha gente siente cercano a San Blas y lo invoca como su intercesor.
Quiero concluir mi mensaje con la oración del año del laicado, en una versión breve, y dice así:
Dios nuestro, que has enviado a tu Hijo como Luz del mundo; derrama los dones de tu Espíritu sobre tu Iglesia peregrina en el Paraguay. Que se ponga a evangelizar los ambientes familiares y sociales, políticos y económicos, educativos y culturales. Nuestra Madre María Santísima y su esposo san José, nos animen a vivir los valores de la escucha y el perdón, la justicia y la paz, la verdad, y sobre todo, el amor.
Os deseo a todos nosotros un hermoso novenario y fiesta de San Blas.