Mientras la ciudadanía lo que espera escuchar es que el Puente de la Integración este habilitado para el paso de vehículos y personas, y deje de ser un “monumento”, la Itaipú ahora informó que pusieron un sistema de control de la estructura. Por ahora tampoco servirá para algo ya que la pasarela no se usa. La obra ya culmino el año pasado, pero de acuerdo a los brasileños se podrá usar recién a inicio de 2025. Las obras complementarias están atrasadas en ambos lados de la frontera. La diferencia es que en el Brasil es la Binacional también la que está financiando la infraestructura.
El sábado 6 de mayo se instaló un moderno sistema de inspección para monitorear en forma periódica el estado del tramo central del Puente de la Integración Paraguay-Brasil, obra financiada por Itaipu Binacional y que se encuentra en fase de culminación. Técnicos de la Superintendencia de Obras de la Dirección de Coordinación de la Entidad acompañaron el procedimiento.
El sistema consta de un carro de inspección de 24 metros de ancho (que sobresale la calzada), instalado en la parte inferior del tablero (metálico) de la conexión vial y que se desliza, a través de rieles, a lo largo de los 470 metros de longitud correspondientes al tramo central de la superestructura erigida sobre el río Paraná. Con ayuda de la máquina se hará un monitoreo periódico y exhaustivo de las condiciones del puente.
Este procedimiento constituye un complemento importante de los trabajos de terminación de la superestructura. Todos los detalles de la obra a corregir se realizan en función a las normas y especificaciones técnicas exigidas por la consultora brasileña encargada de la fiscalización del emprendimiento.
El Puente de la Integración es del tipo mixto (hormigón y metal) atirantado, tiene 760 metros de largo, con columnas principales de 180 metros de altura y con un vano central (espacio que queda entre los dos pilares por donde pasa el cauce de navegación del río) de más de 60 metros de alto sobre crecidas máximas de agua.
Esta superestructura consta de un total de 37 dovelas metálicas, 18 en cada lado del puente; sumado a una dovela central cuya colocación representó el punto de unión de ambos extremos.
Su construcción sobre el río Paraná se inició en el 2019 como una segunda vía de conexión entre Paraguay y Brasil, a la altura de las ciudades de Presidente Franco y Foz de Yguazú. La financiación de la obra está a cargo de ITAIPU Binacional y se pretende que, por su estratégica ubicación fronteriza, genere dinamismo económico a ambos países, creando un nuevo polo de desarrollo regional.