La estrategia política del intendente Miguel Prieto Vallejos quedó en claro y explica el motivo por el cual él no renunció. Él mismo quiere que la Cámara de Diputados lo destituya, así se presenta como una víctima de los colorados y usa esto para fortalecer su candidatura a la presidencia. Si lo destituyen, él puede volver a candidatarse y, si gana las elecciones, será una demostración de su fuerza política. Debido a este escenario, Prieto hasta piensa que no lo van a destituir. Pero por qué no teme que salga una orden de detención en su contra, o hasta ser condenado, lo que mudaría todo el escenario político.
Prieto no renunció y dejó claro el porqué. Él mismo quiere que se apruebe la intervención en la Cámara de Diputados para presentarse como un perseguido, una víctima del cartismo, de los colorados, así como hizo Lino Oviedo.
Sabe que luego va a ser destituido y, debido a esto, habrá elecciones y él puede candidatarse y hasta ganar nuevamente las elecciones y volver a ser intendente y esto sí sería un golpe político muy fuerte para los colorados. Y haría que Prieto creciera políticamente.
Para que Prieto sea candidato nuevamente, no debe tener restricciones jurídicas, ni debe ser condenado. Hay dos procesos que están para ser elevados a juicio y, con base en los documentos o evidencias, la condena es inevitable.
Entonces, ¿por qué Prieto se juega a esta estrategia? Esa es una pregunta cuya respuesta está en que las denuncias contra el intendente son cajoneadas por el fiscal General del Estado, Emiliano Rolón; mientras la Corte Suprema de Justicia se limita a observar cómo Prieto y sus abogados chicanean y se burlan de la administración de justicia.
O sea, Prieto sabe que no va a ser detenido, ni va a ser condenado. Y no es que sea futurólogo. Los hechos de corrupción en la comuna generan millonarias sumas. Une con flecha y tendrá la explicación.
Inclusive Prieto estaría jugando con la posibilidad de que no sea destituido por la Cámara de Diputados.
Pero sus allegados señalan otro motivo por el cual no renunció. Se desató una feroz pelea entre sus concejales rastreros, especialmente entre Valeria Romero, su pareja y su “tranquilidad”, María Portillo. Además, los concejales comenzaron a acusar a Daniel Mujica, su asesor planillero y su candidato a intendente, como responsable del descalabro en la comuna.
Prieto presume que, no renunciando, podría evitar la división completa de su equipo político.