La Municipalidad de Ciudad del Este amaneció este lunes 18, literalmente blindada por una imponente dotación policial, luego de los violentos y bochornosos sucesos registrados la semana pasada, protagonizados por funcionarios y seguidores del intendente separado por corrupción Miguel Prieto Vallejos. Mientras Prieto sigue arrojando la moneda para decidir si renuncia o no, ordenó a sus seguidores, especialmente operadores políticos planilleros, generar violencia en el edificio de la Intendencia Municipal.
La intervención a cargo de Ramón Isidro Ramírez, cuyo trabajo ya terminó y su informe ya está en la Cámara de Diputados, sigue en un clima de tensión permanente, marcado por la manifestación de un grupo de funcionarios afines a Prieto, el hurto de equipos informáticos y, como si fuera poco, el asalto directo a la oficina del propio interventor.
En el despacho del intendente, que ahora circunstancialmente es del interventor, encontraron una cámara y micrófonos que estaban espiando al interventor.
Estos hechos encendieron las alarmas y obligaron a la Dirección de Policía de Alto Paraná a disponer una formación especial de personal, bajo estricta supervisión del Crio. Gral. Insp. Feliciano Martínez y del Departamento de Seguridad Ciudadana. El despliegue está encabezado por el Crio. Ppal. MCP. Sergio Sosa, acompañado por los jefes Jorge Cardozo y Francisco Rolón.
La sede municipal, que debería ser un centro administrativo al servicio de la ciudadanía, se transformó en un verdadero campo de resguardo policial, para evitar nuevos atropellos y sabotajes.
A la par, funcionarios municipales iniciaron los brazos caídos para exigir los pagos de salarios de los últimos dos meses.
Lo que está sucediendo ahora ya se vio en 1999, cuando violentos sindicalistas, entre ellos Julián Benítez, hoy hurrero de Prieto, tomaron a la fuerza la Intendencia Municipal, para forzar la renuncia del intendente electo por las urnas, Juan Carlos Barreto Miranda, quien finalmente renunció.