La marca de cigarrillos Eight, producido por Tabacalera del Este S.A. (TABESA) es la que más se vende en el Brasil. Pero un detalle no se importó una sola cajetilla en territorio brasileño. Todo entra de contrabando desde el Paraguay.
Abajo transcribimos un material que se publicó en varios medios escritos del Brasil. Lo reproducimos íntegramente.
Brasil se ha convertido en el mayor mercado global de cigarrillos ilegales. En el 2017, el 48% de las marcas vendidas en el país fueron ilegales, siendo que la inmensa mayoría es contrabandeada de Paraguay. Para tener una idea del tamaño del problema, hoy la marca de cigarrillo más vendida en Brasil es Eight, fabricada por la Tabacalera del Este S.A., empresa de propiedad del presidente paraguayo Horacio Cartes.
Este comercio trae enormes perjuicios para Brasil. El sector de cigarrillos posee una de las mayores cargas tributarias del país, lo que hace que, desde 2011, cerca de 23 mil millones de reales (más de US$ 9.800 millones) en impuestos dejen de ser recaudados, valor que podría haber sido revertido en beneficio de la población brasileña.
Pero el contrabando de cigarrillos no trae solamente perjuicios financieros para el país. Este comercio es hoy controlado por facciones criminales como el Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), y los beneficios de la actividad sirven también para fomentar el tráfico de drogas, armas y municiones en el país. Luchar para reducir el contrabando es fundamental para combatir el aumento de la violencia urbana en todo Brasil.
Además de la delincuencia y la evasión fiscal, el contrabando también contribuye al aumento del desempleo, tiene un impacto negativo sobre la competitividad de las empresas y perjudica la salud de los consumidores.
De acuerdo con un estudio de la Universidad Estatal de Ponta Grossa, los cigarrillos paraguayos poseen altas concentraciones de metales pesados, con valores hasta 11 veces superiores a los encontrados en cigarrillos fabricados legalmente en Brasil. Además, el estudio también encontró vestigios de pelos de ratas, patas de cucarachas y colonias de ácaros en cigarrillos paraguayos incautados por las autoridades.
Diversos son los factores que contribuyeron a la explosión en el contrabando de cigarrillos. Inicialmente es preciso apuntar la porosidad de las fronteras. Brasil posee cerca de 3 mil agentes para fiscalizar no sólo los casi 17 mil kilómetros de fronteras, sino también puertos y aeropuertos por todo el país. De esta forma, es prácticamente imposible impedir la entrada de estos productos en Brasil
Pero quizás el principal factor de estímulo al contrabando de cigarrillos sea la alta carga tributaria. Los impuestos del sector llegan a representar el 80% del valor de un paquete de cigarrillos, mientras que en Paraguay, los impuestos pagados por los fabricantes de cigarrillos son de sólo el 16%. Esta disparidad tributaria es un enorme estímulo para ese comercio ilegal, y garantizan márgenes de beneficio de más del 150% en algunos casos.
Esto también perjudica a la Política Nacional de Control del Tabaco, ya que cerca de la mitad del mercado de cigarrillos no atiende a las medidas estipuladas en ley como la política de precio mínimo y la adopción de mensajes e imágenes de alerta sobre los riesgos en el consumo.
Para el presidente del Instituto Brasileño de Ética Competitiva (ETCO) y del Foro Nacional Contra la Piratería y la Ilegalidad (FNCP), Edson Vismona, un país que quiere ser grande no puede convivir más con esa mácula. «No es posible aceptar que el cigarrillo más vendido en Brasil sea contrabandeado de Paraguay», afirma. «Es necesario promover la unión de fuerzas entre el poder público y la sociedad civil organizada para encontrar soluciones a este problema», cree Vismona.