En la nublada jornada del domingo 19, se dio el ultimo adiós a Carmen y su hijo Roque. La caravana salió de un salón velatorio, paso por el Area 4, donde vivían, y donde vive también la familia Fariña Alvarez, a quienes responsabilizan de esta tragedia, para luego pasar por el puente sobre el río Monday desde donde se arrojo la mujer y llevo a sus dos hijos. La despedida se hizo en medio de mucha congoja, y muchas interrogantes.
Abajo publicamos el texto que divulgo los familiares de Carmen y sus hijos sobre el ultimo adiós, y el itinerario que realizaron. En redes sociales las opiniones se dividen entre quienes expresan su tristeza, quienes lanzan todo tipo de epítetos contra la familia de Noemi Alvarez, y en especial contra sus hijos Fernando y Alma Fariña Alvarez, y quienes siguen preguntándose por qué ocurrió esta tragedia.
El velatorio fue en el Complejo Velatorio del Este, nos reunimos con corazones rotos para despedir a Carmen Ruiz Díaz y su hijo Roque, cuyas vidas fueron trágicamente arrebatadas por el caudaloso río Monday en la ciudad Presidente Franco.
Mientras velamos sus cuerpos, sentimos el peso de una ausencia aún más profunda: la hija de Carmen, Isabela, sigue desaparecida, dejando una herida abierta en el corazón de su familia y de toda la comunidad.
Este es un momento de inmensa tristeza, un luto que trasciende las paredes de este lugar y que toca el alma de cada uno de nosotros. Carmen y Roque, madre e hijo, parten juntos en este viaje final, dejando atrás recuerdos imborrables, amor incondicional y sueños que no se llegaron a cumplir.
El domingo sus féretros emprenderán su último recorrido. Desde el salón velatorio partieron hasta el área 4, donde se encuentra la casa de Carmen, y luego hasta el puente Monday, donde sigue la búsqueda de Isabela, un lugar ahora marcado por la tragedia, para finalmente llegar a Mayor Otaño, donde encontrarán su morada final.
Este trayecto no es solo un adiós, sino un homenaje a las vidas que tocaron, al amor que compartieron y a la esperanza de que su espíritu nos acompañe siempre.
Mientras lloramos su partida, no perdamos la fe en encontrar a Isabela. Que la solidaridad y el apoyo mutuo nos fortalezcan en esta búsqueda, y que la luz de la esperanza nunca se apague en nuestros corazones.
Descansen en paz, Carmen y Roque. Sus vidas dejaron una huella imborrable y su recuerdo vivirá por siempre en nosotros.