Brooklyn o Bklyn, que figura como restaurante, está en la lista de los locales nocturnos que genera polución sonora e inseguridad en Ciudad del Este. Hay una lista donde también están otros como ser Distrito cervecero, La Rumba, After, Mystic, entre otros, y fueron denunciados ante la fiscalia. Brooklyn sería propiedad de Paloma Mereles y de su esposo Santiago Julián Ortiz Blasser. Paloma es la hija de Lucas Lucio Mereles, quien es acusado de comandar un esquema de lavado de dinero en la frontera. Es el principal operador del brasileño Darío Messer, preso en el Brasil.
Pobladores del barrio Boquerón fueron hasta el Ministerio Público y se entrevistaron con el fiscal adjunto Jorge Sosa. La reunión fue para pedir la intervención de la fiscalía por los graves hechos de polución sonora e inseguridad en el sector donde hay discotecas y similares, quienes funcionan sin respetar las normas legales.
El fiscal adjunto, Sosa, dijo que van a actuar, pero primero pidió realizar una segunda reunión donde además de los vecinos y fiscales, van a estar los jefes policiales y representantes de la comuna de Ciudad del Este.
Pero los pobladores ya tienen una lista de los locales que generan polución sonora e inseguridad y en ella esta Brooklyn o Bklyn.
Este establecimiento nocturno esta vinculado a Lucas Mereles, dueño de Yrendague, y sindicado como uno de los mayores lavadores de dinero de la frontera. Tiene varias denuncias y procesos en el Brasil.
Para el Ministerio Público Federal y la Policía Federal es el principal operador de Darío Messer, preso por lavar dinero de la corrupción en Brasil y de otras actividades ilegales como trafico de drogas y contrabando especialmente de cigarrillos.
Paloma Mereles, quien supuestamente es una de las dueñas de Bklñyn junto a su esposo Santiago, es la hija de Lucas.
Lucas Mereles y su hija Paloma aparece en los documentos confidenciales de la Seprelad que fueron filtrados en EE.UU.
Sobre la reunión el informativo del Ministerio Público decía:
Durante el encuentro, los vecinos presentaron los problemas que requieren soluciones urgentes en el vecindario. Primero, se quejaron de los ruidos molestos generados por los locales gastronómicos, los espectáculos musicales al aire libre y los conductores de vehículos que circulan con un volumen excesivo de música, perturbando el derecho al descanso y la tranquilidad.
También expresaron preocupación por la inseguridad física en el barrio, citando numerosos robos cometidos por personas que merodean la zona, muchos de los cuales se encuentran bajo la influencia de drogas. Además, señalaron el microtráfico de drogas en el anfiteatro del Lago de la República y en el antiguo aeropuerto, lo que representa un grave riesgo para los niños y jóvenes estudiantes.