La fiscal María del Carmen Meza, titular de la Unidad Penal n.º 1 de Iruña, logró que el brasileño Osvaldo Querino Dalpra fuera condenado por segunda vez a 30 años de pena privativa de libertad por un feminicidio ocurrido en 2021 en la ciudad de Naranjal. El extranjero había recibido inicialmente la misma pena durante un juicio oral llevado a cabo el 31 de octubre de 2023, ante un Tribunal integrado por los jueces Milciades Ovelar, Flavia Recalde y Emilia Santos.
No obstante, la defensa pública presentó ante la Corte Suprema de Justicia una excepción de inconstitucionalidad contra la Ley 5777/16. Como la máxima instancia aún no había resuelto el planteamiento y los plazos habían vencido, la Cámara de Apelaciones anuló la sentencia y ordenó la realización de un nuevo juicio oral ante un Tribunal distinto.
El nuevo juzgamiento concluyó este martes 18 de noviembre de 2025 en el Palacio de Justicia de Ciudad del Este, derivando nuevamente en la condena de 30 años. El Tribunal que dictó la sentencia estuvo integrado por los magistrados Margarita Martínez, Amílcar Marecos y Gloria Vera.
Durante el debate, la fiscal presentó pruebas documentales, testimoniales y científicas, incluyendo análisis de ADN, que resultaron fundamentales para que se confirmara la pena máxima prevista en la legislación paraguaya para hechos de esta naturaleza.
LOS ANTECEDENTES
El hecho ocurrió en la madrugada del 27 de octubre de 2021, en el interior de una vivienda del barrio Santa Catalina, en Naranjal. La víctima fue Cristina Deckmann de Dalpra. Según la investigación, el acusado llegó a la casa, tomó en brazos a su hijo menor de 9 años, que dormía con su madre, y lo trasladó a otra habitación, cerrando la puerta con llave.
Al regresar, mantuvo una discusión con su esposa, le tapó el rostro con un almohadón y le propinó seis puñaladas (cinco en la región mamaria lado derecho y otra en el epigástrico) que causaron su muerte casi de inmediato. Posteriormente, simuló un desorden en la vivienda, arrojando ropa y objetos al suelo, y se apoderó de dos teléfonos celulares. Además, forzó la puerta de acceso de blindex por dentro que conduce a la despensa y al resto de la vivienda, con el fin de dar apariencia de robo.
Tras cometer el asesinato, el acusado se dirigió a la colonia Jerusalén II y pasó la noche en un hotel con su amante, una adolescente que en su momento tenía 16 años. El hombre inicialmente prestó declaración como testigo, ya que su versión no generaba sospechas.
Sin embargo, la investigación posterior permitió establecer su autoría mediante diversas evidencias recolectadas, por lo que fue imputado por la fiscal María del Carmen Meza y finalmente condenado a 30 años de pena privativa de libertad por feminicidio.












