El 13 de octubre de 1982, a las 05:45, se inició el cierre definitivo de las compuertas de la Central Hidroeléctrica ITAIPU (CHI) para el desvío del río Paraná, operación que finalizó 8 minutos después y dio como resultado la conformación del lago ITAIPU.
Los archivos técnicos de la Binacional señalan que el caudal del Paraná era de 12.000 metros cúbicos por segundo (m3/s) en esa oportunidad, el máximo permitido para el cierre. Sin embargo, se registraron fuertes lluvias en la cuenca del Paraná en esos días, por lo que se pronosticaban mayores descargas. Para reducir efectos transitorios, tanto hidráulicos como eléctricos, las 11 compuertas se cerraron con intervalos de 20 segundos cada una.
Los reportes de aquel momento precisaban que, para mantener el caudal constante del río Paraná durante el período de cierre, en su confluencia con el río Yguazú, el caudal debería ser de al menos 5.000 m3/s. Durante las semanas previas al cierre, se había almacenado agua en los embalses del río Yguazú para mantener este caudal durante los 15 días necesarios para llenar el embalse de la hidroeléctrica.
Esta operación, según se destaca en el libro “Apuntes para la historia política de ITAIPU”, del Ing. Enzo Debernardi (+), fue probablemente la más delicada de todas las obras de construcción de la represa de ITAIPU, ya que las compuertas debían funcionar a la perfección para evitar consecuencias técnicas de grandes dimensiones.
El lago artificial
La construcción de la represa de ITAIPU creó un lago artificial de 170 kilómetros de largo, con una profundidad máxima de 170 metros y una capacidad de almacenamiento de 29.000 millones de m3 de agua. El cuerpo de agua tiene una superficie total de 1.350 kilómetros cuadrados (km2), de los cuales 780 km2 se encuentran en territorio brasileño y 570 km2 en territorio paraguayo.
En coincidencia con el llenado del embalse de ITAIPU, en ambas márgenes del río Paraná y sus afluentes se llevó adelante el operativo de rescate faunístico denominado “Mymba Kuera”. El mismo consistió en capturar animales silvestres existentes en el área y ponerlos a salvo en lugares adecuados, de tal manera que tengan asegurado un hábitat lo más similar posible al que provenían, además de precautelar la conservación de cada especie.
Según los registros de la Entidad, el rescate de animales silvestres se inició el 14 de octubre de 1982 y finalizó el 25 de febrero de 1983. Para ejecutar esta acción se siguió un cronograma previamente establecido y participó un importante grupo de profesionales veterinarios, biólogos, ambientalistas y colaboradores que se ocuparon del rescate de los animales.