Sigue las repercusiones en Brasil sobre el significativo aumento del CONTRABANDO de cigarrillos desde el Paraguay a dicho país en 2017. Un material indica que la actividad ilegal creció más que el comercio formal.
Se ratifica que el CONTRABANDO de CIGARRILLO está directamente vinculado al TRAFICO de DROGAS y ARMAS en la frontera.
En 2017 Brasil conquistó otro triste récord: el país se ha convertido en el mayor mercado mundial de cigarrillos ilegales, que hoy responden por cerca del 48% de todos los cigarrillos vendidos. Este no es un problema reciente ni exclusivo del país, pero hace sólo 6 años el volumen total de este mercado giraba en torno al 20%. Ningún otro sector de la economía, legal o ilegal, presentó crecimiento similar en el mismo espacio de tiempo.
Entre los principales motivadores de este crecimiento está la exageración en la dosificación de medidas que tenían como objetivo reducir el consumo de cigarrillos en Brasil, pero que tuvieron el efecto perverso de estimular el crecimiento del mercado ilegal. El aumento de impuestos promovido en años recientes ha creado el escenario perfecto para la entrada de organizaciones criminales en este mercado, que llega a ser tan o más lucrativo que el tráfico de drogas, pero con riesgos infinitamente menores, ya que las penas para quien sea flagrado contrabando los cigarrillos son muy cortos.
Brasil ya vivió momentos similares en el pasado, y logró solucionar el problema. ¿Quién no recuerda la realidad del sector de informática entre los años ochenta y 90? Para el consumidor común, e incluso para muchas empresas, la única forma de adquirir un ordenador moderno a precios asequibles era buscar el mercado informal, en la forma de los famosos ‘PCs Frankenstein’, montados por empresas que traían ilegalmente los componentes de Paraguay.
Un estudio del Instituto de Desarrollo Económico y Social de Fronteras (Idesf), muestra que cambios en la política tributaria del sector promovieron la reducción en el volumen de computadoras contrabandeadas incautadas al mismo tiempo que expandieron la producción y la comercialización de productos legales en Brasil. Entre 2005 y 2016, las incautaciones cayeron de cerca de 10 millones de unidades a cerca de 3 millones de unidades. En el mismo período, la producción nacional de ordenadores saltó de menos de 3 millones de unidades a cerca de 13 millones de unidades.
El cigarrillo pasa hoy por un momento similar al de los productos de informática en las décadas de 1980 y 90. Pero con diversos agravantes. Uno de los principales es el desmantelamiento de la exitosa política nacional de reducción de consumo, ya que los cigarrillos contrabandeados no siguen ninguna de las normas de control de consumo establecidas por ley, como la política de precio mínimo y la obligatoriedad de que los paquetes traigan informaciones e imágenes sobre pérdidas la salud.
Con impuestos que pueden llegar hasta un 80% en algunos estados, los fabricantes brasileños tienen que convivir con Paraguay, país que tasa el sector en apenas el 16%, una de las menores cargas tributarias sobre el cigarrillo del planeta. Vendidos libremente en las ciudades brasileñas a precios inferiores a los 5,50 reales establecidos en ley, en muchas localidades esas marcas son campeonas de venta. Y por increíble que parezca hoy la marca líder de mercado en Brasil es Eight, fabricada por la Tabacalera del Este, empresa de propiedad del presidente paraguayo Horacio Cartes.