Vecinos del barrio Boquerón de Ciudad del Este viven en zozobra debido a que la cárcel regional es una bomba de tiempo a punto de estallar. En la noche del domingo 13, estuvieron toda la noche en vilo debido a que se registró un incendio en uno de los pabellones. Al inicio se mencionó que podría tratarse de un amotinamiento. Pero esta vez apagaron la mecha de la bomba, pero hasta cuando se seguirá con la suerte.
El edificio de la cárcel regional de Ciudad del Este está rodeado de viviendas y negocios que aglomeran personas. Esto mismo ocurre en la correccional de mujeres Juana María de Lara. Ambas casas de detenciones están en medio del barrio Boquerón.
Hay al menos siete instituciones educativas grandes en un radio de 700 metros. Estos sin contar negocios como bares, restaurantes, supermercados, bares, panaderías, edificios de apartamentos, clínicas, iglesias.
Debido a la superpoblación de internos y al elevado nivel de corrupción, hace que el lugar sea una bomba a punto de estar.
Pero el problema de la inseguridad no es el único inconveniente. El lugar, por ejemplo, no cuenta con infraestructura sanitaria y casi todas las semanas la cloaca reboza y el agua servida se esparce por las avenidas y calles de la zona, llegando hasta el Lago de la República.
Los pobladores vienen reclamando una solución desde hace años, pero sus peticiones nunca tuvieron una respuesta.
La construcción de un centro penitenciario en Minga Guazú no fue ninguna solución. Sigue el mismo problema. Nada cambio.