La devoción a la Virgen de Caacupé se vive en todos los rincones del país, inclusive en el extranjero. Miles de devotos peregrinan hacía la Villa Serrana en el departamento de Cordillera. Pero la muestra de la fe mariana no solamente se puede ver en la capital espiritual de la República. En la zona del Alto Paraná, la más tradicional es la del barrio 23 de Octubre donde está la réplica del primer templo a Caacupé. Igualmente existen varios otros templos quienes veneran a la misma, al igual que grutas, donde se congregan los feligreses para rezar y orar.
El vicario cooperador de la Basílica y Santuario, presbítero Cristhian Medina, aseguró que la devoción a María, en la advocación de la Inmaculada Concepción de María, data del año 1.600, aproximadamente, cuando según la leyenda, el indio José talló la imagen.
«Él se vio en peligro y le pidió a la Virgen que lo proteja. Hizo dos imágenes, una para la parroquia que está ahora en Tobatí y otra para su familia. Y es allí donde la Virgen obra los primeros milagros y recibe a los primeros peregrinos», comentó.
Con relación a la devoción hacia la Inmaculada Concepción de María, que cada año congrega a miles de peregrinos, el sacerdote dijo que esta es una forma de que el pueblo tiene un encuentro cercano con Dios.
«Los peregrinos se acercan a ella, pero al final, ella nos acerca de Dios», aseguró.
El clérigo dijo que la denominación de Virgen de los «milagros» de Caacupé fue dada por los propios paraguayos, luego de que los fieles comentaran las gracias que recibieron de la Virgen María y esto se extendiera por todo el territorio nacional.
Sostuvo que no importa la distancia y ni el lugar de donde se peregrina, sino el hecho de llegar junto a la Santa y de allí estar cerca de Dios. «Por la necesidad de encontrar a Dios, la gente viene junto a su Madre María y eso se da desde que los tiempos remotos», aseguró el religioso al hablar de las peregrinaciones.
Asimismo, el clérigo refirió a la consagración hecha por los papas, Juan Pablo II y Francisco, durante sus visitas a nuestro país. Indicó que esto fue una bendición, ya que «nos consagramos a Dios por medio de ella». Esto se debe traducir en la vida diaria de los cristianos, para ayudarlos ser mejor persona, agregó. Explicó que toda consagración va dirigida a Dios, pero se hace mediante la intercesión de la Virgen, donde se trasmite en esperanza para una vida futura.
«Ella pide por sus hijos y entonces nos volvemos sagrados. Pero no tenemos que olvidarnos que somos hijos de Dios y esto nos tiene que llevar a la meta de ser santos, de ser buenos. En eso tiene que consistir la consagración, que ella me hace y que los papas hicieron en este suelo guaraní. Es llevar lo sagrado de mi vida a la cotidianeidad diaria de mi existencia terrestre», explicó el religioso.
Con información de La Nación.