La Patrulla Caminera, o Piratas del Asfalto como son conocidos estos funcionarios al mando del inspector principal Rafael Espínola Rodríguez, en el Alto Paraná, y Caaguazú, siguen cometiendo todo tipo de abusos, con el objetivo de mantener los esquemas de cobro de coimas. En el trabajo de mantener fluido en tránsito de vehículos son un desastre, pero en la hora de recaudar tienen una gran habilidad, de acuerdo a las denuncias.
Los funcionarios de la Patrulla Caminera en la zona del Alto Paraná, actúan con mucha prepotencia y cometen todo tipo de abuso. Esto ante la actitud benevolente del director del organismo, Luis Christ Jacobs y del ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Arnoldo Wiens.
Los patrulleros, o “Piratas del Asfalto” como son conocidos estos uniformados actúan en la zona al mando del inspector, Rafael Espínola, quien antes de tomar medidas ante los abusos y las denuncias de coimas trata de justificar el accionar de sus “muchachos”.
Los mismos son un desastre al momento de dirigir el tránsito y esto queda palpable en la zona comprendida entre el Puente de la Amistad y el Km. 10 de la Ruta VII. Desde que ellos se encargan de el control de tránsito todo empeoro, de acuerdo a los automovilistas.
En el último caso de abuso registrado en Minga Guazú, la fiscal Cinthia Leiva, abrió una carpeta fiscal para investigar lo ocurrido. Los dos responsables no fueron identificados por el responsable inspector Espínola, como siempre protegiendo a los mismos. Pero uno ser[ia de apellido Benítez y el otro Cardozo.
Santiago Rolón Díaz (63), conocido electricista de la zona de Alto Paraná, fue retenido por dos horas en la barrera de la Patrulla Caminera, en el km 15 de la Ruta 7, por tener vencida la chapa provisoria.
El sexagenario pidió a los agentes que le expidan la boleta de infracción en caso de tratarse de una falta administrativa o que informen al Ministerio Público si la situación lo ameritaba. Sin embargo, los agentes supuestamente se negaron a aplicar la multa, le retuvieron sus documentos y el vehículo por dos horas, lo que enojó al automovilista y se descompensó en el sitio.