Sin duda la escala de violencia en el futbol, y más aún en las divisiones menores, asusta. Los jugadores se están convirtiendo en patoteros quienes no aceptan la derrota o el éxito ajeno y deciden que la pelea es la forma de definir las diferencias. Un partido entre los jugadores de la reserva de Area 1 y Deportivo Boquerón termino en batalla campal. Fueron suspendidos 16 jugadores y un adiestrador. Pero las sanciones son blandas. Pero lo peor de todo es que trataron de esconderlo.
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La semana pasada un partido de futsal entre dos equipos de la Federación Paranaense termino en un moquete generalizado. Fue en el Polideportivo Municipal.
Pero antes ya hubo otra batalla campal entre jugadores del Club Area 1 y Deportivo Boquerón, pero en el futbol de campo. Fue en el estadio del Club R.I. 3 Corrales.
El partido correspondía a las semifinales. En el primer compromiso el Club Area 1, gano por 2-1. Pero como ocurre siempre el perdedor presento una protesta y gano el partido fuera de la cancha.
En la revancha el partido termino 1-1, y el equipo verde, paso a la final.
Los jugadores del Club Area 1, cuando termino el partido y quedaron eliminado no aceptaron y comenzó la batalla campal.
Primero fue entre los jugadores, luego agredieron al árbitro, y finalmente se enfrentaron a los pocos hinchas quienes fueron a ver el partido.
Tras el escandalo la Liga Paranaense de Futbol a cargo de Carlos Fernández, decidió suspender con y 5 partidos a 16 jugadores. Fueron 8 de Boquerón y 8 de Area 1. Un adiestrador.
La medida fue calificada de blanda, atendiendo a que poco después los jugadores ya estaban nuevamente habilitados para jugar.
Entre los más violentos están Wilson Fariña, Angel Duarte, Miguel Caduz, y César Díaz, todo del Area 1.
Al igual que Jesús Sosa, Richard Carlos Recalde, Pablo Hernan Segovia, y Antonio Osmar Duarte, quien fue suspendido por 10 partidos, todos estos del Deportivo Boquerón.