Este jueves se cumplen 24 años de aquella fatídica mañana del 23 de marzo de 1999, cuando se registró el magnicidio del entonces vicepresidente de la República y el último caudillo colorado, Luis María Argaña, un capítulo negro que cambió para siempre la historia del país. Este hecho se desarrolló en un delicado ambiente social y político, que terminó por estallar con este episodio que enlutó a toda la ciudadanía. A finales de la década de los ’90, el Paraguay vivía tiempos de inestabilidad política.
En 1997, Argaña se presentó como precandidato a la Presidencia y fue derrotado en las internas coloradas por la dupla Lino Oviedo – Raúl Cubas. Tiempo después, a raíz de una causa judicial por supuesto intento de golpe de estado, la candidatura de Oviedo queda anulada, por lo que Argaña queda como candidato a vicepresidente.
Oviedo fue condenado a diez años de cárcel por el intento de golpe de estado al Gobierno de Juan Carlos Wasmosy. Finalmente, la dupla Cubas – Argaña ganó las elecciones presidenciales para el periodo 1998-2003.
Pero no todo fue color rosa para la dupla a partir de su asunción al poder, ya que con el tiempo la situación política se volvería cada vez más inestable. A penas asumió su gestión, Raúl Cubas realizó una acción que generó indignación en algún sector de la
ciudadanía. En agosto de 1998, emitió un decreto presidencial que disponía la libertad de Lino Oviedo. Esto fue desautorizado por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y derivó en una propuesta de juicio político a Cubas.
En medio de esta inestable situación política se desató el magnicidio, de quien entonces era el vicepresidente de la República del Paraguay, Luis María Argaña. Era la mañana del martes 23 de marzo de 1999. Sin embargo, en Asunción acontecería el hecho que dio lugar a una de las crisis políticas más trascendentales del país.
Cerca de las 8:30 de ese día, en la calle Diagonal Molas y Avenida Venezuela, el estruendo del primer tiroteo cambio la historia para siempre.
El entonces vicepresidente de la República, Luis María Argaña, el último Caudillo Colorado, fue asesinado en su camioneta, una Nissan Patrol. Esta fue interceptada por un Fiat Tempra, del cual bajaron dos hombres que atacaron a tiros al líder político; a su chofer, Víctor Barrios Rey, que también falleció; y a su guardia de seguridad, el suboficial de policía, Francisco Barrios González, quien quedó herido
Primeros en llegar
El dirigente político colorado José Alberto Planás, integrante del Movimiento de Reconciliación Colorada, organización interna del Partido Colorado que había fundado Argaña, fue uno de los primeros en llegar al barrio Carmelitas, donde acababa de registrarse el magnicidio. Los vecinos comenzaron a agolparse en las calles y comunicadores de diferentes medios ya daban la noticia: Argaña había sido asesinado.
El país comenzaba a estremecerse y los ánimos políticos a caldearse minuto a minuto. Unas horas después, el presidente de la República, Raúl Cubas Grau, leyó un comunicado para condenar el crimen y prometió “investigar y descubrir a los culpables”. También se cerraron las fronteras y se decretó tres días de duelo oficial
Crecía el repudio de la ciudadanía
El asesinato de Luis María Argaña, encendió aún más el repudio ciudadano ante los hechos políticos que se registraban en esos momentos en Paraguay. La figura del general Lino Oviedo se posicionaba como aspirante a la Presidencia de la República. Mientras tanto, a Cubas lo aguardaba un pedido de juicio político en la Cámara de Diputados cuando se produjo el asesinato.
La indignación ante todos estos acontecimientos motivó la concentración de miles de ciudadanos en las plazas del Congreso, exigiendo la renuncia de Cubas y la cárcel para Oviedo. Durante seis días todo el país se mantuvo en vilo ante los acontecimientos políticos
Los manifestantes, que en su mayoría eran jóvenes, formaban parte de dos sectores: los oviedistas, quienes pretendían impedir el juicio político a Cubas Grau; y los que querían sacar al presidente del poder y buscaban garantizar su enjuiciamiento.
La tragedia más grande se avecinaba cuando la policía comenzó a reprimir a los manifestantes. Durante ese enfrentamiento fueron asesinados 7 jóvenes. El 28 de marzo de 1999, al ver que el juicio político prosperaría, el presidente Cubas renunció, optando por el asilo político en Brasil. Por su parte, Oviedo se refugió a Argentina.
El entonces titular del Congreso Nacional, Luis Ángel González Macchi, asumió como nuevo presidente de la República, quien años más tarde mencionó en alguna entrevista que “con el asesinato de Argaña murió también el liderazgo en la ANR”.
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